viernes, 11 de diciembre de 2015
Cosas que no debes de hacer cuando regañas a un niño
¿Por qué cuesta tanto que los niños hagan caso? Quizás nuestro lenguaje
influye en no conseguir la respuesta esperada . Hoy os compartimos una
reflexión sobre las principales estrategias de comunicación que usamos para que
los niños colaboren .
1.- Reproches y acusaciones.
“¡He vuelto a encontrar huellas por toda la puerta! ¿Por qué tienes que
ensuciarla? Y en cualquier caso, ¿cuántas veces tendré que decirte que
uses el pomo? Tu problema es que no me escuchas.”
2.- Insultos.
“¡Hay que ser un marrano para tener la habitación tan sucia!”
“Hoy estamos bajo cero y tú te pones una chaqueta de entretiempo. ¿Cómo
puedes ser tan memo?¡Mira que llegas a hacer idioteces!”
3.- Amenazas.
“Si no has terminado de vestirte, cuando cuente hasta tres, me iré sin ti.”
4.- Órdenes.
“Quiero que limpies tu habitación ahora mismo”
“Ayúdame a entrar los paquetes. ¡Venga, date prisa!”
5.- Sermones moralizantes.
“¿Te parece bonito lo que has hecho, arrancarme el libro de las manos? Veo
que no has comprendido la importancia de tener buenos modales. Lo que intento
inculcarte es que si pretendes que los demás sean educados contigo, tú a cambio
habrás de ser educado con ellos. No te gustaría que quitasen así tus juguetes,
¿verdad?. Pues procura ser respetuoso con las cosas ajenas.”
6.- Advertencias.
“¡Cuidado, no te quemes!”
“Si no andas con ojo te atropellará un coche.”
“¡No te subas a ese árbol! ¿Es que quieres caerte?”
“Ponte la chaqueta o pillarás un resfriado”
7.- Victimismo.
“Ya veréis cuando tengáis hijos propios. Entonces sabréis lo que es la
crispación”
“¿Ves estas canas? Pues las tengo por tu culpa.”
8.- Comparaciones.
“¿Por qué no te parecerás más a tu hermano? Él siempre acaba sus trabajos
con antelación”
“¿Por qué no vistes como Julio? Va siempre limpio… es un placer mirarle”
9.- Sarcasmos.
“¿Sabías que tienes un control mañana y te has dejado el libro en escuela?
¡Qué espabilado! Es todo un alarde de inteligencia”
“¿Esta es tu letra? Quizá tu profesor sabe leer chino; yo, no”
10.- Profecías.
“Si continúas siendo tan egoísta, nadie querrá jugar contigo. A este paso
vas a quedarte sin amigos”
Está claro que ni los reproches, insultos, amenazas, órdenes, sermones
moralizantes, advertencias, victimismos, comparaciones, sarcasmos o profecías
invitan a colaborar.
Existen alternativas. Hay maneras de hacer que propician la colaboración de
nuestros hijos sin menoscabar su autoestima ni dejarles secuelas de
sentimientos nocivos. Y os damos 5 pistas para conseguirlo
Técnicas de comunicación positiva:
1. DESCRIBIR.
Es difícil actuar correctamente cuando sacan a relucir nuestros defectos.
Es más fácil concentrarse en el problema cuando se limitan a describírnoslo.
Cuando los adultos describen el problema, dan a sus hijos la oportunidad de
entender por sí mismos lo que hay que hacer.
Tendemos muchas veces a usar con nuestro lenguaje generalidades tipo “Todo
está hecho un desastre” cuando lo que nosotros queremos es decir “La habitación
está muy desordenada, la ordenamos”. Las generalidades no son alentadoras,
mientras que si nos ceñimos a los hechos concretos es mucho más fácil
llevar a la acción.
2. DAR INFORMACIÓN
La información es mucho más fácil de aceptar que una acusación. Cuando a los
niños se les da información precisa, los niños suelen saber de un modo automático
cómo han de actuar.
Veamos un ejemplo:
- C.Negativa
” ¿Cuántas veces tendré que decirte que apagues la luz al salir del baño?
- C.Positiva”
La luz del cuarto de baño está encendida”
3. EXPRESARSE SUCINTAMENTE.
Es necesario expresarse con pocas palabras para propiciar la colaboración. Hay contraste
entre una larga parrafada y tres palabras bien dichas, por ejemplo. En este
caso “menos es más”.A los niños les disgustan los discursos, los
sermones y las explicaciones largas. Para ellos, cuanto más breve sea el
recordatorio mucho mejor.
Veamos un ejemplo:
- C.Negativa:
” Niños os he pedido una y otra vez que os pongáis el pijama y lo único
que he conseguido es que os quedéis aquí haciendo el payaso os habéis
comprometido a poneros el pijama antes de ver la televisión y no veo el
menor indicio de que vayáis a cumplir vuestra promesa”
- C.Positiva:
” Niños, los pijamas”
4. COMENTAR LOS PROPIOS SENTIMIENTOS.
Los hijos tienen derecho a conocer los verdaderos sentimientos de los
padres. Al describírselos, seremos honestos si necesidad de herirles. Cuando
más efectivos resultan los adultos es cuando hablan sólo de lo que sienten. Es
importante hablar en primera persona. Es posible colaborar con alguien que
expresa irritación o enfado, siempre que no nos ataque a nosotros.
Veamos un ejemplo:
- C.Negativa:
“Para ya eres un pesado”
- C.Positiva:
“No me gusta que me interrumpas mientras estoy hablando con alguien”
5. ESCRIBIR UNA NOTA.
Algunas veces, nada de lo que digamos será tan concluyente como una frase
escrita.
Veamos un ejemplo:
- Imaginad
que no queréis que los niños vean la televisión hasta que hayan hecho los
deberes, podemos enganchar un post-it en la televisión que ponga: ” ANTES
DE ENCENDERME , PIENSA ” ¿HE TERMINADO LOS DEBERES? “
lunes, 28 de septiembre de 2015
lunes, 23 de marzo de 2015
10 PAUTAS PARA EDUCAR
Carloooos! Que te he dicho que te duches, te sientes a la mesa y recojas tu
cuarto… ¡YA! No entiendo por qué no me haces caso a la primera, siempre tengo
que gritarte y ni por esas, me tienes hartísima. Cuando venga tu padre, se lo digo.
Me desesperas. Si es que no puedo contigo, un día de estos te voy a dar un
bofetón”.
Después de esta escena, algunas madres dan un portazo, incluso lloran de
desesperación. No entienden que su hijo no haga lo que se le pide a la primera.
La explicación que dan es que el niño es desobediente, malo, y que no hay nada
que hacer por conseguir paz en casa. Terminan por juzgarse como malas madres e
ineficaces en la educación de sus hijos. En la escena podemos encadenar varios
errores para que Carlos no obedezca: dar voces, órdenes contradictorias,
comunicarle que ha perdido la batalla (“puedes conmigo, me desesperas”) y
amenazarle con hablar con su padre demostrando que su autoridad es nula.
La mayoría de padres ve la tarea de educar
como algo difícil. Pero si anticipa todo lo que puede fallar, que su hijo no
estudiará, se relacionará con amigos que resten, no comerá… esto le desesperará
y caerá en la profecía autocumplida. Lo más importante en la educación es
establecer unas reglas que no se salte ni usted. Trabaje para que se cumplan
desde edad temprana. A partir de los seis meses los niños entienden muchas
cosas; no se expresan, pero empiezan a diferenciar entre “esto sí se puede y
esto no”. No trate de educar a un chaval de 15 años al que lleva consintiendo
todo este tiempo, será tarde. Cuanto antes sepan sus hijos que hay normas, que
los premios van asociados al cumplimiento de responsabilidades, que todos
tienen que colaborar, antes conseguirá tener hijos educados, responsables y con
autonomía.
La mejor prevención en educación es la intervención temprana. Muchos padres
se quejan de que los niños no vienen con un manual bajo el brazo, pero si
siguen estas reglas básicas, seguramente le allanarán el camino que supone
educar.
Primero. Volumen y tono conversacionales. Conseguir que le hagan caso no es
cuestión de hablar alto. El poder está más en lo que se dice, en las
consecuencias que conllevará no hacerlo a la primera, en la coherencia y en ser
muy disciplinado con las rutinas. Si quiere que sus hijos le respeten, empiece
por respetarles a ellos. Nadie quiere obedecer a alguien que no se muestra
seguro y relajado.
Segundo. No dé órdenes contradictorias. Si le
dice a su hijo que se duche, que recoja su cuarto y que se siente a la mesa,
sin indicarle el orden, igual lo bloquea. Dígale lo primero que tiene que
hacer, y cuando haya finalizado, lo segundo. Si su hijo tiene edad para
memorizar varias órdenes, enuméreselas, dígale cuál es su prioridad. No espere
que él la sepa, porque tiene las sus propias.
Tercero. Imaginación. Haga un concurso por semana para que jueguen “a hacer lo
que deben”; puede ser sobre cualquier comportamiento a corregir. Los domingos
lo puede anunciar: “A partir de mañana, se celebra el fantástico concurso de
‘Quién tiene la dentadura de caballo más limpia’. Las bases son estas:
limpiarse los dientes tres veces al día y pasar revista. Las puntuaciones de
papá y mías se sumarán, y el viernes anunciaremos ganador”. Si quiere que los
niños se lo tomen en serio, haga lo mismo. Y tenga paciencia, hasta que se
convierta en rutina necesita tiempo. El juego genera un ambiente relajado en el
que apetece más aprender y obedecer.
Cuarto. No quiera modificar en su hijo todo lo que le molesta de una vez. Si
se pasa el día diciéndole lo que hace mal, terminará por cargarse su
autoestima. Elija una conducta a modificar y céntrese en ella siguiendo las
pautas de este artículo. Cuando lo consiga, siga con otra.
Quinto. Cuando corrija o muestre su enfado con ellos, no los ningunee, ni
ridiculice, ni haga juicios de valor. Si lo hace, terminarán por comportarse
conforme a las expectativas que se han puesto en ellos y les afectará a la
autoestima. Es mejor decir: “No me gusta ver tu cuarto desordenado; por favor,
guarda los juguetes en las cajas”, a decirles: “Eres un guarro, qué asco de
dormitorio”. No consiga que se cumpla la profecía autocumplida. Si les
transmite que no confía en ellos y que no espera nada, puede que se cumpla.
Sexto. Sea constante. Aquello muy importante, basta con que lo argumente una
vez, no busque más razonamientos porque su hijo no los necesita. Simplemente
busca ganar tiempo para no hacer lo que debe. Dígale: “Esto no es negociable;
cuanto antes empieces, antes podrás disfrutar de lo que más te gusta”. Negocie
lo que sea negociable y no siente precedente con lo que no lo es.
Séptimo. Paciencia y calma. Las personas que
transmiten con paciencia son más creíbles y generan un ambiente cálido y
relajado. Cuando introduce cambios en la manera de educar, al principio los
niños reaccionan con incertidumbre: “¿Qué significa que mi madre/padre ahora
están calmados y no me gritan?”. Deles tiempo, necesitan acostumbrarse a esta
nueva forma de comunicarse.
Octavo. No se contradiga con su pareja. Los niños tienen que saber que la
filosofía y la escala de valores parten de los dos. Si no, estarán chantajeando
a uno y a otro, fomentando el engaño para conseguir lo que quieren. Terminará
por tener muchas discusiones con su pareja por eso. No se descalifiquen, ni
ridiculicen, ni contradigan delante de ellos. Todo aquello en lo que no estén
de acuerdo, háblenlo en la intimidad y negocien.
Noveno. Nunca levante los castigos. Es preferible aplazarlo, pero que sea
efectivo y lo cumpla, que imponer uno muy duro fruto de la ira y que luego
deshará convirtiéndose en alguien a quien se puede chantajear. Dígale: “Esto
merece un castigo, ya te diré qué va a pasar”.
Décimo. Mejor que el castigo, el refuerzo. Significa prestar atención a lo
que hace bien, cualquier cambio, y decírselo. Si continuamente centra la
atención en lo que hace mal y le corrige y se enfada, su hijo aprenderá que
esta es la manera de llamar su atención. Todo lo que se refuerza, se repite. Al
niño le gusta que sus padres estén orgullosos de él, pero tiene que decirle de
qué se siente usted orgulloso, porque él no lo va a adivinar.
Recuerde lo más fundamental: hasta la adolescencia, no hay figuras más
importantes que los padres. Si trata de educar en una dirección, pero se
comporta en otra, será inútil. Los hijos copian, son esponjas. Educar con
acciones tiene mucho más impacto que con palabras.
domingo, 22 de febrero de 2015
Los niños españoles y la televisión
Los niños españoles dedican mucho tiempo a ver la televisión,
siendo su principal actividad además de dormir.
Dedicar mucho tiempo a la televisión supone dejar de hacer otras
muchas cosas divertidas; hay que animar a los niños a hacer otras actividades,
juegos y deportes, salir con los amigos. Para ello, los padres deben estar
dispuestos a compartir más tiempo con sus hijos.
La televisión no puede ser un recurso fácil para desentenderse de
los hijos, para que nos dejen un rato tranquilos, no es la "canguro"
o niñera que mantiene quietos a los niños.
Otra costumbre a desterrar es la de tener encendido el televisor
con el fin de tener compañía, porque se está aburrido o por pura inercia.
Ver mucha televisión produce fatiga y tensión nerviosa en el niño;
a veces trastornos del sueño (insomnio y pesadillas).
Nunca se debe utilizar la televisión como premio o castigo; ni
tampoco comer con la televisión encendida.
Hay que
aprender y enseñar a usar la televisión.
La elección de los programas está en relación con la
edad del niño. A los niños mayores hay que estimularlos a que ellos mismos
elijan sus programas; pero los padres deben conocer los contenidos de los
programas que ven sus hijos y, siempre que sea posible, ver la televisión con
ellos.
- Cuando un
niño ve televisión puede tener dificultades para diferenciar bien la
realidad de la ficción y hay que aclarar bien estas situaciones.
- Además,
hay mucha violencia en televisión, mezclada con historias de héroes,
buenos y malos, que estimula conductas agresivas en niños y adolescentes.
Hay que evitar programas saturados de violencia y agresividad, y explicar
lo que ocurre en la pantalla y por qué.
- En
televisión, las escenas se suceden de forma muy rápida, no hay continuidad
de acción ni tiempo para pensar. Los niños reciben una gran cantidad de
información en muy poco tiempo; pero se limitan a escuchar de forma
pasiva, sin participar ni discutir. Esta actitud la trasladan a otras
situaciones como la lectura y el estudio, no piensan, no desarrollan su
imaginación. Por ello, fomentar la lectura y escritura le permitirá
conseguir una mayor riqueza expresiva, aprender a razonar y pensar. La
lectura es un proceso activo, que crea inquietudes.
- La
televisión tiene un enorme poder para crear estados de opinión, sobre muy
diferentes temas de la vida cotidiana, educativos y culturales; siendo muy
importante que los padres conozcan los contenidos de los programas que ven
sus hijos y tratarlos con actitud crítica y dialogante.
- La
publicidad en televisión tiene un gran impacto en los niños, muchas veces
con información errónea o engañosa; y se centra en dos aspectos que
conllevan hábitos de consumo negativos:
- Impulsa a
desear juguetes, que no siempre hacen lo que se ve en TV, y no son los
más adecuados para ellos, ni por precio ni utilidad; enseñando a consumir
por consumir.
- Insta a
consumir alimentos, en general poco saludables para los niños (bollería,
golosinas, refrescos, comidas rápidas), que predisponen a caries,
obesidad y malos hábitos alimentarios.
Una dieta variada y equilibrada y enseñarles a ver la
televisión con sentido crítico evita estos problemas.
Para asegurar el consumo de TV, las cadenas suelen abusar de los
instintos básicos: sexo y violencia.
La Academia Americana de Pediatría ha aceptado la existencia de
una relación causal entre la presencia de violencia en los medios de
comunicación y la conducta agresiva de algunos niños. Aún sin estar establecida
la correlación inmediata entre actos violentos y escenas similares emitidas por
TV, parece fuera de duda que la visión de miles de asesinatos, violaciones,
etc., parece desensibilizar frente a la violencia y generar la aceptación de
vivir en un mundo violento. Por ejemplo, en los dibujos animados hay más
episodios violentos que en los programas para adultos.
Los niños menores de ocho años deberían aprender siempre, al lado
del adulto que les acompaña ante la pantalla, a distinguir realidad de ficción
y diferenciar así el discurso que ve en la pantalla de lo que sucede en su vida
real, distinguiendo por ejemplo, violencia fílmica de violencia real. Debido a
ello, las escenas de violencia muy claramente ficticias, con un entorno muy
lejano al del espectador, ayudan a mantener la distancia con lo real y son
menos perjudiciales que las realistas. Si recordamos los cuentos clásicos de la
ratita, Caperucita, las cabritas, la Cenicienta, etc. comprobaremos que también
estaban cargados de violencia, pero claramente ficticia y distante.
1. Ver
menos tiempo la televisión es el primer paso en el camino correcto. En general,
se recomienda no ver la televisión más de 1 hora al día (entre semana), y menos
de 2-3 horas los fines de semana.
2. Ver
la televisión en familia nos permite: conocer los contenidos de los programas
que ven nuestros hijos y enseñarles a tener una actitud crítica y selectiva de
todo lo que ven.
3. Es
importante predicar con el ejemplo; los padres no pueden ser adictos de la
televisión y deben saber discriminar los programas que ven en casa.
Juan José Morell
(pediatra) C. S. Barcarrota - Extremadura - INSALUD
y por Josep Bras (pediatra) Instituto Catalán de la Salud
sábado, 21 de febrero de 2015
Diez estrategias para educar a los niños en inteligencia emocional
El conocimiento,
comprensión y control de las emociones son básicos para que nuestros hijos se
desenvuelvan adecuadamente en sociedad, de ahí que te sugiramos estos principios
para que les introduzcas en el siempre interesante campo de la Inteligencia
Emocional. –
1. CONTROLAR SU IRA.
Hasta los 18 meses los niños necesitan básicamente el afecto y el cuidado
de sus padres, todo ello les aporta la seguridad suficiente para adaptarse en
su medio, para explorar y dominar sus miedos. Pero hemos
de tener en cuenta que a partir de los 6 meses van a empezar a desarrollar la
rabia, de ahí la importancia de saber canalizar sus reacciones y corregirles
cualquier mala acción.
Hay bebés que pueden golpear a sus padres o hermanos, gritar enfurecidos cuando
no se les ofrece algo, acciones que a los progenitores les puede hacer gracia,
pero recordemos que es importante establecer límites desde que nacen, y sobre
todo, el hecho de hablar a los niños continuamente y en cada momento, los niños
entienden mucho más de lo que expresan, de ahí la necesidad de razonarles y de
controlar esas rabietas o ataques de rabia.
2. RECONOCER EMOCIONES BÁSICAS.
A partir de los dos años es una edad perfecta para iniciar a los niños en
el campo del reconocimiento de emociones, es entonces cuando ellos empiezan a
interactuar con los adultos y otros niños de modo más abierto, así pues podemos
realizar varios ejercicios con ellos, como puede ser introducirlos en las
emociones básicas: alegría, tristeza, miedo y rabia. ¿Cómo?
Mediante fotografías de rostros, mediante dibujos, preguntándoles cuestiones
como: "Qué le pasa a este niño?" "¿Está triste?"
"¿Por qué crees tú que está triste?" Es un modo perfecto
para que aprendan a reconocer no sólo sus emociones poco a poco, sino también
las de los demás, y sobre todo, su empatía.
3. SABER NOMBRAR LAS EMOCIONES.
A partir de los 5 años sería perfecto que los niños supieran ya dar nombre
a las emociones de modo habitual: “estoy enfadado porque no me has llevado al
parque”, “estoy contento porque mañana nos vamos de excursión”, “tengo miedo de
que cierres la luz porque me dejas solo.”
4. SABER AFRONTAR LAS EMOCIONES
CON EJEMPLOS.
Es habitual que los niños en ocasiones se vean superados por las emociones,
rabietas que les hacen gritar o golpear cosas. Es necesario que nosotros no
reforcemos esas situaciones, una vez haya terminado la rabieta podemos
enseñarles por ejemplo que antes de gritar o pegar, es mejor expresar en
voz alta qué les molesta. Que aprendan a expresar sus sentimientos desde bien
pequeños.
5. DESARROLLA SU EMPATÍA.
Para desarrollar una dimensión tan importante como esta, es necesario
razonar con ellos continuamente mediante preguntas. "¿Cómo crees que
se siente el abuelo tras lo que le has dicho?" "¿Por
qué crees que está llorando tu hermana?" "¿Crees que papá está hoy
contento?"
6. DESARROLLA SU COMUNICACIÓN.
Hablar con los niños, hacerles preguntas, razonar, jugar, poner ejemplos…
es algo imprescindible en su educación. Debemos favorecer contínuamente el
que puedan expresarse, poner en voz alta su opinión y sus sentimientos, que
aprendan a dialogar.
7. LA IMPORTANCIA DE SABER
ESCUCHAR.
Imprescindible. Desde muy pequeños deben saber guardar silencio
mientras los demás hablan, pero no sólo eso, debe ser una escucha activa, de ahí que
sea recomendable hablarles despacio, frente a frente y terminando las frases
con un "¿has entendido?", "¿estás de acuerdo con lo que he
dicho?".
8. INICIARLOS EN LAS EMOCIONES
SECUNDARIAS.
A partir de los 10 o 11 años van a surgir en sus vidas emociones
secundarias que van a cobrar más peso en sus vidas, tales como el amor, la
vergüenza, la ansiedad… Siempre es adecuado que una buena comunicación
con ellos nos permita hablar de estos temas abiertamente, deben sentirse
seguros ante esas nuevas emociones que asaltan su día a día, habrá situaciones
que por ejemplo les causen mucha ansiedad, como es por ejemplo un examen,
realidades que van a ser constantes en sus vidas y que deben aprender a
gestionar.
9. FOMENTAR UN DIÁLOGO
DEMOCRÁTICO.
A medida que los niños se van haciendo mayores van a aparecer más demandas
por su parte, de ahí que desde bien pequeños les hayamos enseñado la
importancia de pactar, de dialogar, de acordar de modo democrático. La familia
es un ejemplo de la sociedad y es el mejor campo de aprendizaje.
10. APERTURA A LA EXPRESIÓN DE
EMOCIONES.
Es esencial que podamos facilitar a nuestros hijos
la confianza apropiada para que pongan en voz alta aquello que les preocupa,
que les hace infelices y también felices. El hogar y la escuela van a ser
esos primeros escenarios donde se va a desarrollar su vida, si les ofrecemos
comodidad para que se puedan expresarse y comunicar, también lo harán a medida
que crezcan y en el resto de contextos.
El saber comunicarse y el
reconocer emociones propias y ajenas, son sin duda imprescindibles para que
vayan madurando poco a poco y alcancen una solvencia adecuada para integrarse
en la sociedad y ser felices en ella. Nosotros podemos darles esa
oportunidad...
viernes, 23 de enero de 2015
¡¡¡Llega el carnaval!!!
El 12 de febrero celebraremos el carnaval en nuestro centro. El tema elegido para este año es el de "películas de cine". Y por niveles nuestr@s chic@s irán con los siguientes disfraces:
¡¡¡ PARTICIPA y pasa un rato divertido !!!
Infantil 3 años: Frozen
Infantil 4 años: Toy Story
Infantil 5 años: Madagascar
1º de Primaria: Peter Pan
2º de Primaria: Grú, mi villano favorito.
3º: de Primaria: Alicia en el País de las Maravillas
4º de Primaria: La Sirenita.
5º de Primaria: Grease
6º de Primaria: Viud@s y Plañideras (Acompañarán al cortejo fúnebre de la sardina).
AMPA: ????????????
(Si no tienes claro cómo es o cómo hacer el disfraz de tu hij@ no dudes en ponerte en contacto con las tutoras de tus hij@).¡¡¡ PARTICIPA y pasa un rato divertido !!!
lunes, 19 de enero de 2015
Síntomas de que un niño necesita gafas.
- Si el niño se pega demasiado a los textos esto puede indicar tiene un problema de visión, puede darse por que no ve bien de lejos y requiere acercarse mucho para poder identificar correctamente los textos.
- Si el niño adopta posiciones extrañas con la cabeza, como por ejemplo ladearla a la hora de leer, esto puede indicar un problema, pues esta acción se realiza de forma inconsciente buscando una forma en la que pueda enfocar mejor.
- Si no tiene un buen criterio cuando se trata de elegir colores, es decir si las combinaciones cromáticas que hace mientras pinta son poco acertadas entonces esto puede indicar que este atravesando por un problema de daltonismo.
- Si el niño deja de prestar atención, o si pierde interés fácilmente por la lectura, por los juegos o por las explicaciones que se le dan a causa de un cansancio, entonces puede haber algún problema asociado con la visión.
- Si mientras esta en el computador se pega mucho a este también es una señal de algún problema visual.
- Si al escribir adquiere posturas viciadas puede indicar una falta de agudeza visual y se adoptan de una manera muy habitual e inconsciente, se hace para intentar enfocar y así poder ver mucho mejor.
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