domingo, 22 de febrero de 2015
Los niños españoles y la televisión
Los niños españoles dedican mucho tiempo a ver la televisión,
siendo su principal actividad además de dormir.
Dedicar mucho tiempo a la televisión supone dejar de hacer otras
muchas cosas divertidas; hay que animar a los niños a hacer otras actividades,
juegos y deportes, salir con los amigos. Para ello, los padres deben estar
dispuestos a compartir más tiempo con sus hijos.
La televisión no puede ser un recurso fácil para desentenderse de
los hijos, para que nos dejen un rato tranquilos, no es la "canguro"
o niñera que mantiene quietos a los niños.
Otra costumbre a desterrar es la de tener encendido el televisor
con el fin de tener compañía, porque se está aburrido o por pura inercia.
Ver mucha televisión produce fatiga y tensión nerviosa en el niño;
a veces trastornos del sueño (insomnio y pesadillas).
Nunca se debe utilizar la televisión como premio o castigo; ni
tampoco comer con la televisión encendida.
Hay que
aprender y enseñar a usar la televisión.
La elección de los programas está en relación con la
edad del niño. A los niños mayores hay que estimularlos a que ellos mismos
elijan sus programas; pero los padres deben conocer los contenidos de los
programas que ven sus hijos y, siempre que sea posible, ver la televisión con
ellos.
- Cuando un
niño ve televisión puede tener dificultades para diferenciar bien la
realidad de la ficción y hay que aclarar bien estas situaciones.
- Además,
hay mucha violencia en televisión, mezclada con historias de héroes,
buenos y malos, que estimula conductas agresivas en niños y adolescentes.
Hay que evitar programas saturados de violencia y agresividad, y explicar
lo que ocurre en la pantalla y por qué.
- En
televisión, las escenas se suceden de forma muy rápida, no hay continuidad
de acción ni tiempo para pensar. Los niños reciben una gran cantidad de
información en muy poco tiempo; pero se limitan a escuchar de forma
pasiva, sin participar ni discutir. Esta actitud la trasladan a otras
situaciones como la lectura y el estudio, no piensan, no desarrollan su
imaginación. Por ello, fomentar la lectura y escritura le permitirá
conseguir una mayor riqueza expresiva, aprender a razonar y pensar. La
lectura es un proceso activo, que crea inquietudes.
- La
televisión tiene un enorme poder para crear estados de opinión, sobre muy
diferentes temas de la vida cotidiana, educativos y culturales; siendo muy
importante que los padres conozcan los contenidos de los programas que ven
sus hijos y tratarlos con actitud crítica y dialogante.
- La
publicidad en televisión tiene un gran impacto en los niños, muchas veces
con información errónea o engañosa; y se centra en dos aspectos que
conllevan hábitos de consumo negativos:
- Impulsa a
desear juguetes, que no siempre hacen lo que se ve en TV, y no son los
más adecuados para ellos, ni por precio ni utilidad; enseñando a consumir
por consumir.
- Insta a
consumir alimentos, en general poco saludables para los niños (bollería,
golosinas, refrescos, comidas rápidas), que predisponen a caries,
obesidad y malos hábitos alimentarios.
Una dieta variada y equilibrada y enseñarles a ver la
televisión con sentido crítico evita estos problemas.
Para asegurar el consumo de TV, las cadenas suelen abusar de los
instintos básicos: sexo y violencia.
La Academia Americana de Pediatría ha aceptado la existencia de
una relación causal entre la presencia de violencia en los medios de
comunicación y la conducta agresiva de algunos niños. Aún sin estar establecida
la correlación inmediata entre actos violentos y escenas similares emitidas por
TV, parece fuera de duda que la visión de miles de asesinatos, violaciones,
etc., parece desensibilizar frente a la violencia y generar la aceptación de
vivir en un mundo violento. Por ejemplo, en los dibujos animados hay más
episodios violentos que en los programas para adultos.
Los niños menores de ocho años deberían aprender siempre, al lado
del adulto que les acompaña ante la pantalla, a distinguir realidad de ficción
y diferenciar así el discurso que ve en la pantalla de lo que sucede en su vida
real, distinguiendo por ejemplo, violencia fílmica de violencia real. Debido a
ello, las escenas de violencia muy claramente ficticias, con un entorno muy
lejano al del espectador, ayudan a mantener la distancia con lo real y son
menos perjudiciales que las realistas. Si recordamos los cuentos clásicos de la
ratita, Caperucita, las cabritas, la Cenicienta, etc. comprobaremos que también
estaban cargados de violencia, pero claramente ficticia y distante.
1. Ver
menos tiempo la televisión es el primer paso en el camino correcto. En general,
se recomienda no ver la televisión más de 1 hora al día (entre semana), y menos
de 2-3 horas los fines de semana.
2. Ver
la televisión en familia nos permite: conocer los contenidos de los programas
que ven nuestros hijos y enseñarles a tener una actitud crítica y selectiva de
todo lo que ven.
3. Es
importante predicar con el ejemplo; los padres no pueden ser adictos de la
televisión y deben saber discriminar los programas que ven en casa.
Juan José Morell
(pediatra) C. S. Barcarrota - Extremadura - INSALUD
y por Josep Bras (pediatra) Instituto Catalán de la Salud
sábado, 21 de febrero de 2015
Diez estrategias para educar a los niños en inteligencia emocional
El conocimiento,
comprensión y control de las emociones son básicos para que nuestros hijos se
desenvuelvan adecuadamente en sociedad, de ahí que te sugiramos estos principios
para que les introduzcas en el siempre interesante campo de la Inteligencia
Emocional. –
1. CONTROLAR SU IRA.
Hasta los 18 meses los niños necesitan básicamente el afecto y el cuidado
de sus padres, todo ello les aporta la seguridad suficiente para adaptarse en
su medio, para explorar y dominar sus miedos. Pero hemos
de tener en cuenta que a partir de los 6 meses van a empezar a desarrollar la
rabia, de ahí la importancia de saber canalizar sus reacciones y corregirles
cualquier mala acción.
Hay bebés que pueden golpear a sus padres o hermanos, gritar enfurecidos cuando
no se les ofrece algo, acciones que a los progenitores les puede hacer gracia,
pero recordemos que es importante establecer límites desde que nacen, y sobre
todo, el hecho de hablar a los niños continuamente y en cada momento, los niños
entienden mucho más de lo que expresan, de ahí la necesidad de razonarles y de
controlar esas rabietas o ataques de rabia.
2. RECONOCER EMOCIONES BÁSICAS.
A partir de los dos años es una edad perfecta para iniciar a los niños en
el campo del reconocimiento de emociones, es entonces cuando ellos empiezan a
interactuar con los adultos y otros niños de modo más abierto, así pues podemos
realizar varios ejercicios con ellos, como puede ser introducirlos en las
emociones básicas: alegría, tristeza, miedo y rabia. ¿Cómo?
Mediante fotografías de rostros, mediante dibujos, preguntándoles cuestiones
como: "Qué le pasa a este niño?" "¿Está triste?"
"¿Por qué crees tú que está triste?" Es un modo perfecto
para que aprendan a reconocer no sólo sus emociones poco a poco, sino también
las de los demás, y sobre todo, su empatía.
3. SABER NOMBRAR LAS EMOCIONES.
A partir de los 5 años sería perfecto que los niños supieran ya dar nombre
a las emociones de modo habitual: “estoy enfadado porque no me has llevado al
parque”, “estoy contento porque mañana nos vamos de excursión”, “tengo miedo de
que cierres la luz porque me dejas solo.”
4. SABER AFRONTAR LAS EMOCIONES
CON EJEMPLOS.
Es habitual que los niños en ocasiones se vean superados por las emociones,
rabietas que les hacen gritar o golpear cosas. Es necesario que nosotros no
reforcemos esas situaciones, una vez haya terminado la rabieta podemos
enseñarles por ejemplo que antes de gritar o pegar, es mejor expresar en
voz alta qué les molesta. Que aprendan a expresar sus sentimientos desde bien
pequeños.
5. DESARROLLA SU EMPATÍA.
Para desarrollar una dimensión tan importante como esta, es necesario
razonar con ellos continuamente mediante preguntas. "¿Cómo crees que
se siente el abuelo tras lo que le has dicho?" "¿Por
qué crees que está llorando tu hermana?" "¿Crees que papá está hoy
contento?"
6. DESARROLLA SU COMUNICACIÓN.
Hablar con los niños, hacerles preguntas, razonar, jugar, poner ejemplos…
es algo imprescindible en su educación. Debemos favorecer contínuamente el
que puedan expresarse, poner en voz alta su opinión y sus sentimientos, que
aprendan a dialogar.
7. LA IMPORTANCIA DE SABER
ESCUCHAR.
Imprescindible. Desde muy pequeños deben saber guardar silencio
mientras los demás hablan, pero no sólo eso, debe ser una escucha activa, de ahí que
sea recomendable hablarles despacio, frente a frente y terminando las frases
con un "¿has entendido?", "¿estás de acuerdo con lo que he
dicho?".
8. INICIARLOS EN LAS EMOCIONES
SECUNDARIAS.
A partir de los 10 o 11 años van a surgir en sus vidas emociones
secundarias que van a cobrar más peso en sus vidas, tales como el amor, la
vergüenza, la ansiedad… Siempre es adecuado que una buena comunicación
con ellos nos permita hablar de estos temas abiertamente, deben sentirse
seguros ante esas nuevas emociones que asaltan su día a día, habrá situaciones
que por ejemplo les causen mucha ansiedad, como es por ejemplo un examen,
realidades que van a ser constantes en sus vidas y que deben aprender a
gestionar.
9. FOMENTAR UN DIÁLOGO
DEMOCRÁTICO.
A medida que los niños se van haciendo mayores van a aparecer más demandas
por su parte, de ahí que desde bien pequeños les hayamos enseñado la
importancia de pactar, de dialogar, de acordar de modo democrático. La familia
es un ejemplo de la sociedad y es el mejor campo de aprendizaje.
10. APERTURA A LA EXPRESIÓN DE
EMOCIONES.
Es esencial que podamos facilitar a nuestros hijos
la confianza apropiada para que pongan en voz alta aquello que les preocupa,
que les hace infelices y también felices. El hogar y la escuela van a ser
esos primeros escenarios donde se va a desarrollar su vida, si les ofrecemos
comodidad para que se puedan expresarse y comunicar, también lo harán a medida
que crezcan y en el resto de contextos.
El saber comunicarse y el
reconocer emociones propias y ajenas, son sin duda imprescindibles para que
vayan madurando poco a poco y alcancen una solvencia adecuada para integrarse
en la sociedad y ser felices en ella. Nosotros podemos darles esa
oportunidad...
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