lunes, 17 de marzo de 2014

Libro de texto, no gracias


Un año más, millones de escolares españoles comenzarán el curso escolar con una misma dinámica de funcionamiento: un libro de texto, un docente y una pizarra. Cada día, el maestro/profesor explicará la lección del libro, dará permiso para hacer preguntas y se harán los ejercicios que indica el libro. Llevará a casa deberes con esos mismos ejercicios y después, el alumno tendrá que memorizar la lección que habrá de saber de manera literal para hacer el examen. En esencia, la misma escuela a la que asistieron nuestros abuelos.

Lejos de reducirse, esta dinámica empobrecedora se extiende aún más en el aula. En
Educación Infantil se ha generalizado el uso de libros de texto en forma de fichas y en Primaria y Secundaria, el libro de texto contiene incluso los ejercicios a realizar. Pero estos ejercicios no son suficientes: se adquieren aún más cuadernillos de ejercicios. Materias como música, plástica o  gimnasia también tienen libro de texto. Y existe libro de texto para realizar exámenes (para el profesor) e incluso para las tutorías. Su arraigo en el aula es tal que muchos padres identifican el libro de texto con el programa del curso. Sin embargo, esto no ha de ser así. Algunos centros prescinden desde hace años del libro de texto con excelentes resultados escolares.


Una clase que tiene cómo única fuente de información un único libro (el libro de texto), impide al estudiante aprender:
-que existen múltiples fuentes de información
-cómo buscar esa información
-a discriminar esa información, a extraer la que es útil y relevante y finalmente, aprender de ella. 

Una clase cuya dinámica consiste en escuchar en silencio la explicación de un único libro (un libro de texto) y preguntar sólo cuando se le da permiso impide al estudiante aprender:
-a trabajar en equipo.
-a coordinarse con otros estudiantes para obtener una información relevante de múltiples fuentes, entablar un diálogo sobre el material, reflexionar y presentar conclusiones.

Una clase cuya dinámica consiste en escuchar en silencio la explicación de un único libro (un libro de texto) para después memorizar literalmente sus contenidos impide al estudiante, entre otros aspectos:
-un aprendizaje duradero y útil para su formación (puesto que esos conocimientos memorísticos serán olvidados casi en su totalidad, nada más realizar el examen)
-impide la capacidad crítica, la curiosidad intelectual y la reflexión.

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